Procesos de “Problem Discovery” y “Problem Solving” con Design Thinking para consultoría

El Design Thinking es una metodología de gran utilidad para cualquier negocio o empresa que quiera apostar por la innovación en sus productos y servicios, basándose en el cliente como piedra angular del proceso.

Grandes empresas como Google y Apple hacen uso del Design Thinking para desarrollar sus productos y servicios. Una metodología estratégica de innovación clave en la búsqueda de nuevas oportunidades de negocio y que cada vez está más de moda.

El Design Thinking ha sido implementado progresivamente en los últimos años en organizaciones de múltiples sectores y cuyos resultados están siendo muy destacados.

Es un nuevo punto de vista para diferenciarse de la competencia y asumir un papel más relevante dentro del mercado. Su principal objetivo es crear productos y servicios enfocados a satisfacer de la mejor manera las necesidades de los consumidores, haciéndoles partícipes del proceso de creación.

Gracias al Design Thinking, las empresas tienen la oportunidad de generar productos capaces de cambiar las tendencias del mercado. Al mismo tiempo, este procedimiento responde a la necesidad cada vez más evidente que tienen las organizaciones de crear procesos capaces de descubrir y solucionar los problemas a los que se enfrentan.

Pero, ¿qué es el Design Thinking?

El Design Thinking (DT) es una metodología empleada para solventar problemas complejos y ofrecer soluciones efectivas para los clientes. La diferencia con otras filosofías de trabajo reside en su punto de vista: este procedimiento no busca centrarse en el problema, sino enfocarse en las posibles soluciones del mismo.

El design thinking imagina un futuro posible y busca la manera de hacerlo realidad, o lo que es lo mismo, no se queda en una hipótesis sin comprobar o en ideas abstractas.

Sin embargo, aunque esta metodología se base en la imaginación, la lógica, el razonamiento y la intuición, el resultado final es tangible. Y susceptible de ser puesto a prueba para verificar su efectividad, claro está. Se pretende conseguir así una forma de trabajar proactiva y dirigida a la acción.

Una de las grandes ventajas de este marco de trabajo y pensamiento es que puede utilizarse con éxito en cualquier sector, no solo en diseño y tecnología (servicios financieros, atención médica, industria, etcétera). Cualquier campo es potencialmente maduro para aplicar este tipo de innovación dentro de su modelo de negocio.

Combinando Design Thinking, Lean Startup y Agile

El DT es la primera fase del proceso de innovación en los negocios y pone las bases para que otras metodologías como Lean Startup y las Agile ejecuten y finalicen este proceso con éxito.

Para simplificar, el Design Thinking nos facilita conseguir mejores ideas, el Lean Startup nos ayuda a trasladar esas ideas en modelos de negocio funcionales y Agile nos permite entregar el producto al mercado de una forma rápida e incremental para obtener una realimentación constante y poder así adaptar y entregar de forma precisa lo que el cliente está demandando.

Con esta combinación, además de hacer más probable llegar a mejor ideas, nos facilita la conversión de estas ideas en generadores de ingresos viables y entregarlos de una forma que crea valor inmediato para los clientes. Y lo mejor de todo, sin tomar riesgos en costes y planificación. En resumen:

– Empatizar, definir e idear mediante el Design Thinking.
– Convertir ideas en modelos de negocio aplicando el Lean Startup.
– Crear y entregar el producto de manera incremental y más rápida gracias a los procesos Agile.

Lo característico de su método es que estos procesos de trabajo pueden ayudarnos a enseñar, aprender, extraer y aplicar sistemáticamente estos procedimientos centrados en las personas para dar respuesta a problemas de una forma innovadora y creativa en cualquier aspecto relativo al negocio o la vida.

Cinco pasos para aplicar el Design Thinking en la empresa

El DT se fundamenta en el uso de las inteligencias múltiples de los profesionales; dicho en otras palabras, favorece el pensamiento divergente, la capacidad de explorar ideas y las limitaciones para generar nuevas soluciones.

Ahora bien, ¿cómo se lleva a cabo este proceso en una compañía? El método está dividido en cinco fases. Sin embargo no se trata de un funcionamiento lineal, ya que podemos desarrollarlo en cualquier orden siempre y cuando sigamos todos los pasos.

Empatizar

El proceso parte de la premisa de que para lograr soluciones innovadoras hay que saber primero qué es lo que quiere y necesita el cliente y cuál es su entorno. Conforme mayor sea el volumen de información que recojamos y más entendamos el contexto mediante benchmark, shadowing, focus group o encuestas, mayor número de posibilidades tendremos de triunfar.

Definir

Una vez finalizada la fase de investigación, llega el momento de filtrar todos los datos y localizar los insights, es decir, los hechos que aportan valor realmente y nos facilitan llegar a conclusiones creativas sobre cómo resolver un problema. Las herramientas de contenido plástico y visual nos resultarán muy útiles: mapas mentales, diagrama de Ishikawa, etcétera.

Idear

Centrado el foco en algún dato específico, el pensamiento de diseño en la empresa sigue con la aportación de variables para dar solución al problema a través de un pensamiento expansivo. No tenemos que limitar las opciones ni dar por correcta la primera propuesta (cuantas más, mejor). Para ello, podemos ayudarnos de técnicas de fomento de la innovación como el método Scamper o el brainstorming.

Crear prototipos

Cualquier idea tiene que ser verificada antes de tomarse como correcta. Por eso, la metodología apuesta por diseñar prototipos que permitan identificar los errores y depurar la propuesta hasta optimizar todo lo posible la solución final.

Testar

Por último, estos prototipos deben ser puestos a ensayo con los grupos de interés establecidos, aplicando una escucha activa profunda y detallada. De esta manera, podemos identificar las carencias y realizar las mejoras necesarias para que coincidan lo que ofrece la empresa y lo que necesita el público.

Una forma de trabajar que permite evolucionar a la empresa

El Design Thinking es una metodología de gran utilidad para cualquier negocio o empresa que quiera apostar por la innovación en sus productos y servicios, basándose en el cliente como piedra angular del proceso. Una potente herramienta capaz de desbloquear el potencial de sus empleados para generar mayor impacto con sus acciones, basándose en la originalidad, la creatividad y la imaginación.

Contacto