Metodología Agile aplicada a los proyectos de marketing

Agile marketing supone la sincronización de todos los miembros del equipo en pos de una mayor capacidad de respuesta ante los desafíos expuestos.

El agile marketing es una metodología de vanguardia centrada en aportar nuevas vías de ejecución a partir de una integración más efectiva de las distintas posiciones del equipo. Poner en práctica esta filosofía hace posible que la estrategia digital de nuestra empresa sea más flexible y se adapte, de una mejor manera, a las transformaciones que tienen lugar en el sector al que pertenecemos, así como a los cambios asociados al comportamiento de nuestra audiencia.

La idea es lograr que la ejecución de las tareas planificadas causen los efectos esperados en la audiencia y permita aumentar la visibilidad y la reputación de nuestra empresa en un plazo corto de tiempo. Siendo esto así, el perfeccionamiento continuo, la identificación de riesgos y el lanzamiento de acciones de corrección forman parte de los pilares de «esta forma de hacer las cosas».

Implementando Agile Marketing en nuestra organización

Muchas organizaciones se aferran a la falsa creencia de que implementar agile se basa únicamente en minimizar procesos. Por el contrario, el enfoque ha de ser mucho más amplio e incidir en la forma en la que se comunican las iniciativas y se llevan a cabo con la intermediación de todos los recursos necesarios para su ejecución, directa o indirectamente.

En cierto sentido, agile afecta no solo a los facilitadores de ideas publicitarias, a los analistas y a los responsables de marketing, sino a todos los componentes de la estructura organizativa. Un ejemplo claro de esto lo encontramos en departamentos que suelen estar desvinculados de la war-room, pero que contribuyen con su visión a mejorar las acciones promocionales, como pueden ser quality management e I+D.

Comportamiento de una war-room agile

El agile marketing se entiende, además, como la metodología fundamental del equipo de desarrollo, que será el encargado de hacer un estudio detallado que permita determinar los procesos de negocio de la organización y cómo asimilarlos sin detrimento de la flexibilidad. Dicho equipo, constituido en una war-room polivalente tendrá la responsabilidad de realizar un levantamiento de requisitos u objetivos principales que sean medibles y que hagan viable el desarrollo y el éxito del proyecto.

A partir estos requerimientos identificados se derivan las acciones que mejor se ajustan a las características de nuestra empresa y de nuestro público objetivo. Las metas deben ser cumplimentadas según etapas en el tiempo establecido, con los recursos estimados por los gestores principales del proyecto.

Paralelamente, se ejecutan procesos de revisión que incluyen, entre otras herramientas, las checklists y el empleo de métricas que nos permiten detectar fallos y desviaciones, así como ámbitos operativos de mejora.

Los miembros asignados al análisis de resultados contribuyen a crear ciclos de procedimientos que se superponen a las propias acciones distribuidas en las diferentes campañas para medir el impacto que nuestras acciones de marketing tienen en nuestros clientes.

¿Qué beneficios brinda la implementación del agile marketing para nuestra marca?

La implementación del agile marketing, hablando en términos genéricos, mejora de la experiencia que tiene nuestra audiencia con la marca, de modo que se incrementa su nivel de satisfacción, su confianza y su compromiso a lo largo de varias etapas secuenciales. Al mismo tiempo, nos permite aumentar los índices de productividad y dar una respuesta inmediata a las problemáticas que puedan surgir en cualquier escenario de interacción.

Al introducir esta metodología, entre otras ventajas, podemos disfrutar los siguientes beneficios:

– Facilita la ejecución de actualizaciones, de cambios y la inclusión de nuevas actividades en la estrategia. Esta filosofía, al estar centrada en el cliente, tiene en cuenta un amplio abanico de opciones, la inmediatez de las respuestas y la entrega de soluciones oportunas basadas en una retroalimentación permanente. Así, las acciones no se llevan a cabo de modo lineal, lo cual permite una adaptación progresiva a los cambios del entorno y a las sugerencias llevadas a cabo por los clientes fidelizados.

– Fomenta el trabajo en equipo y contribuye a aumentar la comunicación entre sus miembros. La aplicación de las metodologías ágiles nos brinda la posibilidad de lograr una alta cohesión entre todos los departamentos de la empresa. La mayor parte de actividades se alinean con el objetivo general, la visión y la misión de la marca, facilitando la obtención de criterios de valor que permitan mantener este alineamiento.

– Favorece que el cliente forme parte del equipo de desarrollo. Al ejecutar cada tarea, se tiene en cuenta la aceptación y el impacto que ésta ha provocado en términos de repercusión; por lo tanto, la monitorización del comportamiento es esencial para estimar el éxito de manera óptima. Los comentarios, las opiniones y las acciones posteriores de los clientes y nuevos seguidores de nuestra marca tienen bastante peso en la planificación de los próximos pasos.

– Se pone en marcha un proceso de mejora continua. Los procesos de revisión permiten que sean detectadas las no conformidades o las insatisfacciones de los clientes a tiempo. Esto nos permite alcanzar resultados tangibles a corto y medio plazo, haciendo un uso más racional de los recursos disponibles. Además, los miembros del equipo de trabajo se ajustan mejor a las exigencias y a las necesidades de los consumidores (cada vez más inmediatas), lo cual contribuye a mantener una relación positiva con la audiencia.

– Se obtienen resultados de calidad en tiempo récord. La división de los objetivos en tareas, que a su vez están contempladas en las etapas definidas por el equipo hace posible que se alcancen los objetivos propuestos eficientemente.

Como hemos visto, al emplear elagile marketing como metodología organizativa y de procedimientos, podemos introducir iniciativas más personalizadas en las estrategias de marketing. Precisamente porque nos podemos adaptar mejor a cualquier cambio inesperado, ya sea afectando directa o indirectamente sobre nuestra organización o, en el peor de los casos, a un escenario que si no se corrige a tiempo pueda generar problemas en la reputación de nuestra marca o la propia integridad del entramado operacional de trabajo.

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